Estamos condenados.
Mientras el mundo brilla
en su luz de figón,
alguien nos grita.
Estamos condenados.
Mientras los campos
escapan verdes,
verde al verde,
sin guisa, alguien nos grita...
sin guisa, alguien nos grita...
Estamos condenados.
Fotografía - Texto: Diego L. Monachelli
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